de cuando la mariposa murió para mal
Un día, de repente, nadie se arriesgo. La mariposa no se fue dejando una nota suicida, ni con una manifestación a la que los ciudadanos estaban acostumbrados. Simplemente, se fue. Callada y pausadamente. Amaneció y ya nadie se enamoró. Los jóvenes, tantas veces vistos rompiendo paradigmas, no querían cambiar. Seguían siendo "ellos" pero sin eso que los convertía en "rebeldes". Nadie cuestionó la autoridad, ¿para qué? No había sentido. Nada lo tenía. Había en el viento algo. Esa fragancia que ningún diseñador se atrevería a vender. "Conformismo" era aquello que enviciaba el aire. Tal vez con un poco de "pesimismo", pero básicamente apestaban igual. Asimov lo había logrado, o al menos eso parecía. Los robots se dispersaban, pero parecían tan reales. Tal vez de esos de nueva tecnología que parecen humanos. O tal vez, y sólo tal vez, eran humanos. Total, no había diferencia. Fue un buen día para la humanidad, diría un historiador. Día de paz, diría ...