Zíngaro

Hoy te vi, ahí, donde siempre te puedo ver. Eso sonó demasiado acosador, pero es la verdad. Tu sonrisa tan inmaculada como sólo la de una madonna puede estar. Esa sonrisa que vale la pena conservar, por la que el mundo debería luchar. La sonrisa que hay que mantener en todos nuestros rostros, a ejemplo tuyo. Simplemente, el Santo Grial de nuestra época. Y como la mencionada copa, no se si sea mito o realidad. No se si esa sonrisa sea destinada para este mundo. Tal vez sea demasiado para que la tierra la soporte. Y ahí, también, estaba la mirada. La siempre tranquila mirada que no solo es eso. Tu mirada es algo mas que el puente sin palabras entre mi sentimiento y el tuyo. Tu mirada es para todos, lo mismo que es para mi. La mirada que da vida, la que construye mundos enteros o castillos en el aire. La mirada que destruye en fuego, quemando, ardiendo la piel. Ese escozor que se siente cuando paseas tus ojos por mi vida. Por la que vale la pena atravesar ese río de gente insalvable, esa...

Que Beethoven escuche de repente, que Keys ya no sea mas escuchada, que Neruda deje de ser cursi, que Tchaikovsky resuene sin tonada. Que Valle se ahogue en sus ejemplos, que Guzmán ya no explique con manzanas, que Saenz nos quite esas preguntas, que Natalia nos preste esta semana. Que Tim Burton ya no piense en blanco y negro, que a Steve Jobs se le quite lo creativo, que Channel ya no haga mas perfumes, que el pasado ya no sea tan reactivo. Que Tarantino no use sangre falsa, que Benedetti escriba de corrido, que Potter muera como debio hacerlo, que Mc Nabb juegue bien en un partido. Que todo esto suceda, para que, al menos por un momento, todo tenga sentido.

No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca no te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.