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Mostrando entradas de mayo, 2008

Fotografía

Ultimamente he visto demasiadas fotografías. Y me he puesto ha pensar. No ha sido un análisis muy profundo, pero aquí va. Cada vez que veo una foto, me acuerdo del momento, del sentimiento que pude tener, de la persona que estaba ahí, y de cómo hemos cambiado desde entonces. Nadie puede decir que es el mismo de la foto. Cada día cambiamos. Es el constante devenir de la existencia, simplemente. Cada imagen nos remonta a una época, tal vez mejor o tal vez peor, depende, pero diferente, atrás, lejana de la realidad por el simple hecho de que quedó en el pasado mientras nosotros seguimos el intraquilo paso del presente hacia el futuro (no se para que corre el presente hacia el futuro, si nunca lo va a alcanzar). Nos regresamos al instante mismo de la fotografía, y esto nos genera recuerdos, recuerdos que nos han cambiado, recuerdos que nos componen. Por que al final eso somos todos. Montones de fotografías tomadas, miles de añoranzas pasadas, un complejo collage de recuerdos. Porque cada m...

Supuesta crítica a Milagros Inesperados/El Pasillo de la Muerte/La Milla Verde

En una cárcel oscura surge una historia reconciliadora como pocas. Pero de que hablo...pelicula o libro? Ambos, o tal vez, ninguno, todo depende de si entendi la enramada trama de Stephen King, el bien llamado Padre del horror contemporáneo (ojo que escribi padre con pe mayuscula). Intento aclarar algo, hablaré mejor del libro, una historia todavía más compleja y macabra, pero a la vez, más enternecedora. Y es que como no pensar en "enternecedor" en el fragmento en que fallece Janice Edgecombe, esposa del Jefe del pasillo de la muerte, Paul Edgecombe, interpretado (no tan majestuosamente) por Tom Hanks en la película. En medio de la lluvia, cargando el cuerpo de su mujer falleciendo, junto a decenas de cadáveres desmembrados y ropa desperdigada, Paul (no Paulie) cree ver a John Coffey (como la bebida, pero se escribe diferente) un mastodonte (en sentido figurado) afroamericano que tal vez pese una tonelada, pero con una mirada perdida semejante a la de un niño en un rincón de...