de cuando la mariposa murió para mal
Un día, de repente, nadie se arriesgo. La mariposa no se fue dejando una nota suicida, ni con una manifestación a la que los ciudadanos estaban acostumbrados. Simplemente, se fue. Callada y pausadamente. Amaneció y ya nadie se enamoró.
Los jóvenes, tantas veces vistos rompiendo paradigmas, no querían cambiar. Seguían siendo "ellos" pero sin eso que los convertía en "rebeldes". Nadie cuestionó la autoridad, ¿para qué? No había sentido. Nada lo tenía.
Había en el viento algo. Esa fragancia que ningún diseñador se atrevería a vender. "Conformismo" era aquello que enviciaba el aire. Tal vez con un poco de "pesimismo", pero básicamente apestaban igual.
Asimov lo había logrado, o al menos eso parecía. Los robots se dispersaban, pero parecían tan reales. Tal vez de esos de nueva tecnología que parecen humanos. O tal vez, y sólo tal vez, eran humanos. Total, no había diferencia.
Fue un buen día para la humanidad, diría un historiador. Día de paz, diría quizá un psicólogo. No hubo suicidios, ni uno. A nadie se le ocurrió que esta vida no vale nada, que los problemas son imposibles de superar, que todo va de mal en peor, ni siquiera que una pequeña decadencia se ha fijado sobre nuestras existencias. Nadie cortó sus venas, ningun ciudadano se colgó de una viga con la ayuda de su corbata. El arsénico no tuvo usos mortales.
Pero, cabe mencionar, nadie se equivocó al intentarlo. No es que se hubiera desafilado el cuchillo, ni que la corbata se rompiera. Simplemente, nadie lo intentó.
No hubo juegos, no hubo llantos. Los niños se mantuvieron tan pacíficos como la Suiza. Y mencionando paises, nadie hizo la guerra. Ningún político se atrevió a sacrificar la vida de los ciudadanos que lo había colocado en el puesto en el que estaba.
Tampoco hubo bodas, nadie amaba a nadie. Nadie era idolatrado, por lo que no hubo misa. Iglesias, sinagogas, templos, todos por igual, se vaciaron. No hubo feligreses, menos creyentes.
La mariposa se había ido, la vida al fin ya no valía nada, pero no había suicidas que cayeran en la cuenta de esto. El amor, el odio, la religión, la maldad, la amistad, la lealtad, la rebeldía, la discrepancia, las discuciones, las aspiraciones, todas ellas había desaparecido por igual. La mariposa se los llevó, entre sus alas de transparente locura.
Los jóvenes, tantas veces vistos rompiendo paradigmas, no querían cambiar. Seguían siendo "ellos" pero sin eso que los convertía en "rebeldes". Nadie cuestionó la autoridad, ¿para qué? No había sentido. Nada lo tenía.
Había en el viento algo. Esa fragancia que ningún diseñador se atrevería a vender. "Conformismo" era aquello que enviciaba el aire. Tal vez con un poco de "pesimismo", pero básicamente apestaban igual.
Asimov lo había logrado, o al menos eso parecía. Los robots se dispersaban, pero parecían tan reales. Tal vez de esos de nueva tecnología que parecen humanos. O tal vez, y sólo tal vez, eran humanos. Total, no había diferencia.
Fue un buen día para la humanidad, diría un historiador. Día de paz, diría quizá un psicólogo. No hubo suicidios, ni uno. A nadie se le ocurrió que esta vida no vale nada, que los problemas son imposibles de superar, que todo va de mal en peor, ni siquiera que una pequeña decadencia se ha fijado sobre nuestras existencias. Nadie cortó sus venas, ningun ciudadano se colgó de una viga con la ayuda de su corbata. El arsénico no tuvo usos mortales.
Pero, cabe mencionar, nadie se equivocó al intentarlo. No es que se hubiera desafilado el cuchillo, ni que la corbata se rompiera. Simplemente, nadie lo intentó.
No hubo juegos, no hubo llantos. Los niños se mantuvieron tan pacíficos como la Suiza. Y mencionando paises, nadie hizo la guerra. Ningún político se atrevió a sacrificar la vida de los ciudadanos que lo había colocado en el puesto en el que estaba.
Tampoco hubo bodas, nadie amaba a nadie. Nadie era idolatrado, por lo que no hubo misa. Iglesias, sinagogas, templos, todos por igual, se vaciaron. No hubo feligreses, menos creyentes.
La mariposa se había ido, la vida al fin ya no valía nada, pero no había suicidas que cayeran en la cuenta de esto. El amor, el odio, la religión, la maldad, la amistad, la lealtad, la rebeldía, la discrepancia, las discuciones, las aspiraciones, todas ellas había desaparecido por igual. La mariposa se los llevó, entre sus alas de transparente locura.
Comentarios
pd. el mundo sta loko jajaja
atte yiyi =)
me encantó!
w.l. Marce