ella...
-Bueno pues, empecemos, que el tiempo es oro y la vida se pasa volando.
-¿De que estabamos hablando el otro día? Ahh si, ahora recuerdo, de ella.
-Si, de ella, aunque debo decir que has querido evitar el tema.
-No es que lo quiera evitar, pero es dificil hablar de tantas cosas al mismo tiempo, y hay veces que me pierdo en los detalles. Espero poder contarle todo lo que recuerdo.
-Ya te dije que no me hables de usted. Tenemos confianza.
-Si lo se, pero es que se me olvida. Le digo que se me olvida todo, aunque desde que hablo con usted, perdón, contigo, ya todo como que regresa con más facilidad.
-No divagues, que tenemos poco tiempo.
-Pues si, le decía. Ella....ella...ella...no se. Todavía no se porque llegó a mi vida, sólo se que llegó. Y no crea que fue fácil. Se podría decir que perdimos mucho tiempo, aunque yo pienso que todo lo contrario, sucedió en el momento que tenía que suceder, ni un minuto más ni uno menos.
-Entonces tu piensas que estaban destinados.
-Si, bueno, no. Estabamos hechos el uno para el otro, tal para cual, pero no estabamos destinados a estar juntos. Cuando alguien dice en las telenovelas: "fulanito y perenganita estaban destinados a estar juntos. FIN" se refieren para siempre, aunque no lo digan. Nadie esta destinado a querer a otra persona por 3 meses, sino para toda la vida. Es una de esas frases mal empleadas.
-¿Te das cuenta que cada vez que hablamos sacas, de una u otra manera, las telenovelas a colación?
-Pero, ¿qué quiere que haga? Es lo único que veo ahora.
-Pues si, te entiendo, pero continúa por favor.
-Le decia que no estabamos destinados, pero si estabamos hechos el uno para el otro. Fijese nada mas que podíamos completar lo que el otro decía. Sí, ya se, no me lo tienes que decir, eso es un cliché, pero es uno cierto. ¿Nunca le ha pasado a usted eso?
-Te dije que me hablaras de tu.
-¿De mi?
-No, de tu. Bueno, si, continua hablandome de ti.
-Pero si yo le pregunte si le había pasado eso de tener a alguien que completara sus frases.
-Bueno si, como a todos...¿no? mm...bueno...continuemos.
-Pues si. Se podría decir que ella era mi alma gemela, si tal cosa realmente existe, pero las cosas no funcionaron bien. Sabe que el destino luego nos juega malas pasadas. Es un bastardo, pero que le vamos a hacer. Todos dependemos de él, de una u otra manera, aunque no queramos. Es parte del equilibrio del que tanto me hablas. El pez gordo se come al chico. Pero sería una venganza deliciosa que por primera vez un pez chico se comiera al grande. Aún así esas cosas no suceden. El orangután grande siempre se come al chico. Es la historia de siempre. Pero si tan sólo una vez...
-¿El orangután grande se come al chico? Los orangutanes no son car...
-¡Es un decir! ¡¿Por qué todo te lo tienes que tomar literal?!
-Tranquilizate, por favor. No hay necesidad de exhaltarse
-Bueno pues, te decía. No funcionamos. Ella siempre trató de sabotear nuestra relación, bueno, por momentos. Trataba de hacerme enojar, pero no de la manera encantadora en que algunas parejas se hacen enojar, para tener pequeñas peleas y luego reconciliarse. No, estas eran peleas de verdad. Porque, ¿estamos de acuerdo que yo no me podía quedar con los brazos cruzados? Caía en su juego, bueno, al principio. Ya despues no tanto. Le daba por su lado, la convencía de pensar lo contrario. Ya sabe, con mis encantos, que aunque no son muchos, si son muy efectivos.
-Aja
-Pero no siempre era así. Había momentos...brillantes. Mágicos. Geniales. Parecía que dios, la fortuna, el destino y todos ellos se ponían de acuerdo para darnos un momento de respiro, una tarde de alivio, un día de tranquilidad. Como si todos los brownies del mundo se acabaran y el último fuera para mí. A pesar de toda la tempestad a nuestro alrededor, podíamos encontrar descanso en nosotros mismos. Eramos expertos en esos, graduados con honores.
-Aja
-Las cosas en esos momentos eran sencilas. La simplicidad de la vida parecía una marea, meciendonos como botes de aquí para allá, con la tormenta alrededor, como en el ojo de un huracán.
-Aja
-¿Te estás durmiendo?
-No..ehmm...te sigo escuchando.
-Pues no parece.
-Perdón, acepto que me distraje.
- Pues no lo haga. Me estoy acercando a lo importante. Todo era ese mundo. Luz y sombra. El cielo y el infierno. Al menos para mí. Pero el maldito destino quizo que ya no siguieramos juntos. La vida nos pone pruebas, algunas más complicadas que otras. Pero esta, al parecer, esta era imposible de superar.
-¿Pero que fue lo que paso?
-No...no lo recuerdo...te digo que lo quiero recordar, pero no puedo. Todo se vuelve borroso. No se si se fue ella o me fui yo. No se como empezó el fin. Sólo se que sucedió.
-Bueno...si no recuerdas nada mas, toda esta platica carece de sentido.
-No, por favor. Dejeme recordar. Son esas cosas que estoy tomando. No me permiten acordarme nada. Todo se vuelve borroso. Más todavía. Recuerdo....un carro...si...un carro...y también...una fiesta....pero no de salón....una en una casa.....pero no llego a más. Siento que las cosas se complicaron. Siento que llegó un momento en que ninguno de los dos pudimos más con ese vaivén de sentimientos.
-¿Sientes? ¿Eso es todo? ¡¿Sentir?!¡¿No puedes recordar más?!
-¡No!...no me obligues a recordar más, por favor...ya no....ya no quiero recordar. Me quiero ir...¡Me quiero ir!
Y entonces el hombre de la bata blanca escribió, con la letra más pulcra, en su libreta, algo que decía así: "Desapego de la realidad".
-¿De que estabamos hablando el otro día? Ahh si, ahora recuerdo, de ella.
-Si, de ella, aunque debo decir que has querido evitar el tema.
-No es que lo quiera evitar, pero es dificil hablar de tantas cosas al mismo tiempo, y hay veces que me pierdo en los detalles. Espero poder contarle todo lo que recuerdo.
-Ya te dije que no me hables de usted. Tenemos confianza.
-Si lo se, pero es que se me olvida. Le digo que se me olvida todo, aunque desde que hablo con usted, perdón, contigo, ya todo como que regresa con más facilidad.
-No divagues, que tenemos poco tiempo.
-Pues si, le decía. Ella....ella...ella...no se. Todavía no se porque llegó a mi vida, sólo se que llegó. Y no crea que fue fácil. Se podría decir que perdimos mucho tiempo, aunque yo pienso que todo lo contrario, sucedió en el momento que tenía que suceder, ni un minuto más ni uno menos.
-Entonces tu piensas que estaban destinados.
-Si, bueno, no. Estabamos hechos el uno para el otro, tal para cual, pero no estabamos destinados a estar juntos. Cuando alguien dice en las telenovelas: "fulanito y perenganita estaban destinados a estar juntos. FIN" se refieren para siempre, aunque no lo digan. Nadie esta destinado a querer a otra persona por 3 meses, sino para toda la vida. Es una de esas frases mal empleadas.
-¿Te das cuenta que cada vez que hablamos sacas, de una u otra manera, las telenovelas a colación?
-Pero, ¿qué quiere que haga? Es lo único que veo ahora.
-Pues si, te entiendo, pero continúa por favor.
-Le decia que no estabamos destinados, pero si estabamos hechos el uno para el otro. Fijese nada mas que podíamos completar lo que el otro decía. Sí, ya se, no me lo tienes que decir, eso es un cliché, pero es uno cierto. ¿Nunca le ha pasado a usted eso?
-Te dije que me hablaras de tu.
-¿De mi?
-No, de tu. Bueno, si, continua hablandome de ti.
-Pero si yo le pregunte si le había pasado eso de tener a alguien que completara sus frases.
-Bueno si, como a todos...¿no? mm...bueno...continuemos.
-Pues si. Se podría decir que ella era mi alma gemela, si tal cosa realmente existe, pero las cosas no funcionaron bien. Sabe que el destino luego nos juega malas pasadas. Es un bastardo, pero que le vamos a hacer. Todos dependemos de él, de una u otra manera, aunque no queramos. Es parte del equilibrio del que tanto me hablas. El pez gordo se come al chico. Pero sería una venganza deliciosa que por primera vez un pez chico se comiera al grande. Aún así esas cosas no suceden. El orangután grande siempre se come al chico. Es la historia de siempre. Pero si tan sólo una vez...
-¿El orangután grande se come al chico? Los orangutanes no son car...
-¡Es un decir! ¡¿Por qué todo te lo tienes que tomar literal?!
-Tranquilizate, por favor. No hay necesidad de exhaltarse
-Bueno pues, te decía. No funcionamos. Ella siempre trató de sabotear nuestra relación, bueno, por momentos. Trataba de hacerme enojar, pero no de la manera encantadora en que algunas parejas se hacen enojar, para tener pequeñas peleas y luego reconciliarse. No, estas eran peleas de verdad. Porque, ¿estamos de acuerdo que yo no me podía quedar con los brazos cruzados? Caía en su juego, bueno, al principio. Ya despues no tanto. Le daba por su lado, la convencía de pensar lo contrario. Ya sabe, con mis encantos, que aunque no son muchos, si son muy efectivos.
-Aja
-Pero no siempre era así. Había momentos...brillantes. Mágicos. Geniales. Parecía que dios, la fortuna, el destino y todos ellos se ponían de acuerdo para darnos un momento de respiro, una tarde de alivio, un día de tranquilidad. Como si todos los brownies del mundo se acabaran y el último fuera para mí. A pesar de toda la tempestad a nuestro alrededor, podíamos encontrar descanso en nosotros mismos. Eramos expertos en esos, graduados con honores.
-Aja
-Las cosas en esos momentos eran sencilas. La simplicidad de la vida parecía una marea, meciendonos como botes de aquí para allá, con la tormenta alrededor, como en el ojo de un huracán.
-Aja
-¿Te estás durmiendo?
-No..ehmm...te sigo escuchando.
-Pues no parece.
-Perdón, acepto que me distraje.
- Pues no lo haga. Me estoy acercando a lo importante. Todo era ese mundo. Luz y sombra. El cielo y el infierno. Al menos para mí. Pero el maldito destino quizo que ya no siguieramos juntos. La vida nos pone pruebas, algunas más complicadas que otras. Pero esta, al parecer, esta era imposible de superar.
-¿Pero que fue lo que paso?
-No...no lo recuerdo...te digo que lo quiero recordar, pero no puedo. Todo se vuelve borroso. No se si se fue ella o me fui yo. No se como empezó el fin. Sólo se que sucedió.
-Bueno...si no recuerdas nada mas, toda esta platica carece de sentido.
-No, por favor. Dejeme recordar. Son esas cosas que estoy tomando. No me permiten acordarme nada. Todo se vuelve borroso. Más todavía. Recuerdo....un carro...si...un carro...y también...una fiesta....pero no de salón....una en una casa.....pero no llego a más. Siento que las cosas se complicaron. Siento que llegó un momento en que ninguno de los dos pudimos más con ese vaivén de sentimientos.
-¿Sientes? ¿Eso es todo? ¡¿Sentir?!¡¿No puedes recordar más?!
-¡No!...no me obligues a recordar más, por favor...ya no....ya no quiero recordar. Me quiero ir...¡Me quiero ir!
Y entonces el hombre de la bata blanca escribió, con la letra más pulcra, en su libreta, algo que decía así: "Desapego de la realidad".
Comentarios
p.d. ya tienes 3 "fans" jajajaa