Espiritista

En esta casa no sólo vivo yo
hay fantasmas en cada esquina
pequeñitos y más grandes
en la cama y en la cocina.

Hay algunos que se esconden
en el baño, en la regadera
esperando a que uno se desnude
para reírse a carcajadas.

Luego hay otros, los más traviesos
que se esconden en el refrigerador
desaparecen el queso, el pan
y sobre todo, el vino.

Los más tranquilos, era de esperarse
son los que están en mi cuarto
de repente me abrazan al dormir
y se apilan por montones en mi cama.

Cuando despierto me peinan
cuando me acuesto me cobijan
y siempre, siempre, me observan
en realidad quizá me cuidan.

¿Quién pudiera haber previsto
que mis fantasmas me ayudan
a limpiar las ruinas vanas
de mi vida enmarañada?

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