Estela

De ti, Estela,
de tu origen es el mío;
de la raíz, el árbol,
el fruto, el hacha.

Monolítica y macabra,
tremebunda y eterna,
huracán de palabras en mi vientre,
caricia de llanuras de mi espalda.

En tu cielo, he podido construir, Estela,
constelaciones geométricas,
llamaradas azules de mi infancia,
oleadas de sangre y ventarrones.

Juegos de niños, malabares,
la sal del óxido en mis manos,
y al fondo, siempre al fondo,
un rugido que sabe a lejanía.

Y viéndonos en escena, tan ajena, estabas tu:
ancla eterna de mi vuelo, salvavidas de luz cenital,
suspiro de vacío en las entrañas.

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