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Mostrando entradas de marzo, 2010

Los tiempos

Primero: Noche La nave de uno de ellos se había perdido en el mar indefinido. El segundo pidió permiso al Rey de, en la fe y en la ley del descubrimiento, ir en procura del hermano en el mar sin fin y entre la niebla oscura. Fue hace tiempo. Ni el primero ni el segundo volvió del fin profundo del mar ignoto a la patria por quien permitiera que el enigma se hiciera. Entonces el tercero al rey rogó por permiso los buscar, y el Rey dijo que no. Como a un cautivo, lo oyen pasar los siervos del solar. y, cuando lo ven, ven figura de la fiebre y de la amargura, con los ojos fijos y rasos del ansia mirando la prohibida azul distancia. Señor, los dos hermanos de nuestro Nombre, el Poder y el Renombre, ambos se fueron por el mar de la edad hacia tu Eternidad; y con ellos de nosotros se fue lo que permite al alma ser la de un héroe, queremos ir a buscarlos, desde esta vil nuestra prisión servil: es en la búsqueda de quiénes somos, en la distancia de nos; y, en la fiebre del ansia, que a Dios las...

Resignación

Yo no los conocía. Nunca se cruzaron conmigo en cafeterías o en aulas. Nunca platicamos, ni siquiera sobre como estaba el clima en ese día particular. No tomamos clase juntos, no salimos a cotorrear y nunca los había visto. Pero aún así, tienen nombre. Jorge Antonio y Javier Francisco. Ni siquiera se si preferían que les dijeran "George", "Paco", "Javi" o "el flaco". Entonces, ¿no me importan? Cualquiera pensaría eso, en un vago intento por calmar las ansias que hay en mi de salir y golpear al destino en la cara, romperle la nariz, exigirle satisfacción, y preguntarle quien demonios le dio su autoridad, también para irme sobre él. Sí, si me importan. No son mis muertos, no les pondré altar ni ayudaré a su alma a no andar de cargacruces o algo así. No. Efectivamente, no son mis muertos. Ni mis compadres, ni mis panas, ni mis amigos, ni nada por el estilo. Pero con su muerte, yo también morí. Yo y algo de cada uno. Un poco de mi inocencia falleció ...