La banca de hierro
Pasan y los miro
me miran y nos miramos.
Ellos a mi me ven aquí,
solo con la soledad dispuesta a atacar.
Yo los veo a ellos con su pasar,
con su tiempo y su mirar.
Los veo hablar, sentados en la banca de hierro.
Esa banca que era tuya y mía, pero no más.
Los veo hablar y pienso
en los locos enamorados
en los caminos sin rumbo
en los rumbos sin caminos
en mis brazos ya cansados.
Parece que él le dice
como quien recitara
y le habla del mañana
y le canta de la vida
y de la intensa calma
Le platica sobre
la inmensidad del mar
las rutas del viajero
el destino jugador
la ruleta inoportuna
el cariño
la vida que los separa
los adioses
las despedidas tristes
el espagueti verde
los adioses de nuevo
Ella en cambio
no dice nada
aunque nada verbalmente
porque realmente lo dice todo
su mirada
sus manos
su cabello
dice que no
que no a las despedidas
aunque no sean tan tristes
dice que no al adiós
y al espagueti verde
Dice que no a todo, menos a la banca
esa banca de hierro que es nuestra herencia
y suya para tal vez
alguna pareja
que no tenga tanto que decir
sobre despedidas
y los adioses
y la inmensidad del mar
y el espagueti verde.
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