Dejar

Dejemos que los besos fluyan,
a borbotones, a raudales,
a ríos de huracanes.

Dejemos que la saliva libre
quinientas y mil batallas,
contra el sentido común.

Dejemos que la piel grite
de sabores, de intenciones,
de caricias, de canciones.

Dejemos que las uñas rasguen,
y arañen, y raspen,
y muerdan, y enamoren.

Dejemos que la lengua corra,
y recorra, y recorra, y recorra.

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