A mar

Sabes a mar,
a sal de lágrimas
de tiempos pasados,
siglos anteriores de navíos encallados,
a coral pulverizado.

Tienes ese sabor
de los días nostálgicos
de una infancia perdida y en soledad,
de la arena lodosa
de los juegos de niños.

Tus sabores
se entremezclan los unos con los otros
los salobres con los dulces
los amargos con lo umami
y sin embargo
predomina tu sal.

Esa que no es blanca
ni cristalina
ni siquiera realmente salada
esa sal que llevas en ti,
así como el mar,
cuando te recuerdo.

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