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Mostrando entradas de febrero, 2018

Las horas sin contar

Terminó con miedo, con astucia pero con miedo. Terminó como empezó todo, pensando en nada y queriendo la graciosa despedida. Al final la vida se agolpaba, en pupilas y cuclillas, en sienes de mentiras y pensamientos suicidas. Sudó, respiró hondo, fue un cliché del nerviosismo. Bañado en una confianza apestosa, que parecía remojarlo y secarlo al mismo tiempo, caminó la vereda que habría de alejarlo. Paso a paso, moviendo cada pie con intención, cruzó el camino, franqueó la verja, salió al ruedo. Nada que en la vida le hubiera sucedido lo había preparado para semejante prueba. Esta no era una obvia decisión, una idea lineal, una macabramente lógica opción. Esto era una madeja de vida. Hilos interminables de posibilidades se abrían ante sus ojos. Podía ver cada uno, podía casi tocarlos. Si tuviera que elegir, no hubiera elegido esto. Si de todos esos escenarios tuviera (como ahora puede) que seleccionar uno solo, sería aquél que ni siquiera lo llevara por este camino. ------------...

Ternura

Tu perfil, a la media luz de unas noticias deportivas que sirven de poco. De nada, de hecho, al menos para la circunstancia. Tu perfil, completo. De cadera a cabeza, así que casi completo. Tu cintura, tu talle, tu tierna piel, expectante. Nada espera mas que un roce, un contacto ligero. A nadie espera que no sea yo. Vientre fiel de mis deseos, de tus anhelos y nuestras esperanzas. Vientre fiel de nosotros y nuestras vidas. Subo mi dedo ya experto en ti, pero inexperto todavía en general, subiendo a tu seno, sintiendo tu palpitar, que, rítmico, me indica cómo debo proseguir. Subo y sigo subiendo, por el filo de tu clavícula, que tiembla ligeramente, pero nunca se emblandece. Ahí permanece, estoica pero sensible a mí. Asciendo poco a poco, casi sin tocar tu cuello, al filo de tu mandíbula. Estiras tu cuello, y veo tus pequeñas venas, tus músculos tensos. Es lo único que se ha tensado en mi trayecto curioso, lo único que no pudo vencer la caricia. Recorro ese borde, que me lleva por detrá...

Días aciagos

Manías, lanzas rotas. En la cama, colchas, sábanas, almohadas, y nada más. Sin cuerpos, sin calor, sin desnudez impúdica. Solo huecos. Sudor seco. En el aire se respira un aroma semiamargo, salitroso, dulzón y mortal. En la repisa, que no lo es, mis recuerdos, tus papeles, la copa y los preservativos sin usar. En el corcho, una nota, de flores, de pasado. Y arriba, el token de nuestro primer lugar. Así, hacia la esquina, se ven los restos de mi presencia, todo desvencijado, todo removido de su lugar originario, de su hogar primario. Más papeles, cartas, acuerdos. Más regalos, fotos y suaves animales. Más miradas, recuerditos comprimidos que asustados se esconden entre todo. Son recuerdos tan pequeños, de cosas tan grandes. Son cielos en bolas de cristal, llenos de tempestades. Son comidas, son idas al super mercado, son boletos del cine. Son personitas que vagan, como ideas, que rondan en las patas de tu cama, en el fondo de tu clóset. Los recuerdos son fantasmitas, que atravie...

Cine

Ir al cine es un acto tan particular. Uno va, esperando ser engañado. Entra en la oscuridad para no ver nada más que la obra, que en dos dimensiones se dice ser de tres, y que con sonido te quita el aislamiento. Uno va con el convencimiento de sentir, lo que sea, pero sentir. Se termina creyendo tanto que pareciera algo mágico, cuando es técnico; algo fantástico, cuando es real. Y ayer vi tu rostro, en el cine. Y pensé en esto, lo que escribo, en tu rostro y en el cine.

Regresar

Regrésame en un suspiro el aire que me falta, El vacío que me oprime, quítalo con tu calma. Regrésame, sin cansancio, todas las manos de ansias, aves de mil escamas, danzas de mi esperanza. Regrésame, al final, tu presencia, tu resaca, tu expectante navío, tus olas, tu mar en pausa.

Todos tenemos miedos

Todos tenemos miedos, unos viejos, otros contemporáneos. Todos tememos algo, solitario, real o imaginario. Todos armamos falsos monstruos y payasos. Pero también todos los vencemos, todos nos amamos.

Olvidar

Olvidamos las tardes, las mañanas, las noches. Olvidamos las caricias, los roces, las risas y dolores. Olvidamos quienes somos, que cantamos y soñamos. Olvidamos todo eso, y luego nos encontramos.

Resonancia

Y hoy los árboles gritaban, tu nombre, el cielo, al cielo. Que mariposas nacieran de ti, y esperanzas de quien soy. Gritaban sin razón, palabras vacías, algunas no. Y en las nubes, que eran cargadas de luz, había pájaros sin alas, pero con razón. Aves que para volar, tenían que pensar, y flores que sin agua podían crecer. Y en el suelo, había sin mas, pasto verde, del que ya no hay. Tierra, lodo, suciedad. Y tus manos, y tu paz.