Agradecimientos finales
Hoy me robaré una tradición que no me pertenece. Sí, abiertamente y avisando. Tal vez no sea tanto "robo" después de todo. Mas bien, sólo la tomaré prestada unos momentos.
En estas horas en el país del norte hay familias reunidas, cenando un pavo esperemos delicioso y viendo los tradicionales juegos y desfiles. Bien por ellos.
Por eso, en honor al día que la tan llamada "nación más poderosa del mundo" celebra hoy, agradeceré como ellos, aunque, en ausencia de una mesa y la presencia de los que quiero, lo haré por este medio, tal vez no el ideal, pero si el más cercano.
Agradezco por mi familia, por estar siempre ahí. Por mi papá, con su dedicación; por mi madre, con su amor; por Rafa y su fuerza; y por Diego, con su sencillez. También agradezco por mis familiares. Me reservo mencionarlos a todos; como podría resultar obvio, tengo miedo al olvido. Pero se quienes son, no se preocupen. Con todo y defectos, considero que tengo la mejor familia del mundo, y que los demás se mueran de envidia.
Agradezco por mis amigos, todos y cada uno. Por estar cuando deben estar, y saber reconocer esos momentos. Incluso por convertir los momentos en que quiero estar solo en esos en los que quiero estar con ellos. Gracias por ser lo suficientemente necios como para mantenerse ahí, vigentes y confiables.
También agradezco, y de manera especial, por aquellas personas que no entran en las categorías anteriores. Esas personas con las que, tal vez discretamente, convivo todos los días. El mundo sería muy diferente si sólo estuvieramos mi familia, mis amigos y yo.
Agradezco por la vida, con todos los juegos y trabas que nos pone. Gracias por las caídas y por la oportunidad que tengo de levantarme. Gracias por los ejemplos, tanto buenos como malos. Podría agradecer, incluso, por la manera con que maneja los acontecimientos. No sería tan divertido si no fuera tan irónica.
Gracias además, y no podía faltar, a la Física, con sus leyes; a la Biología y sus tratados; la Genética y sus nombres escandalosos; las Matemáticas y su sencillez; la Química y su magia. Todas ellas brazos efectores de dios. Digo, ¿qué sería del mundo sin, por ejemplo, la gravedad?
Y gracias al final, y por esto menos importante, al hecho de que ese espermatozoide llegara con ese óvulo. Gracias al instante que se vive, al pasado que se añora y al futuro que se espera. Gracias al milagro que representa encontrarnos todos, en el mismo espacio-tiempo, cuando nada decía que los átomos de carbono mágicamente se asociarían. Al factor sorpresa que nos funde, que nos aleja y acerca, que nos transforma y mantiene. Al suspiro que se escapa cuando morimos, ese colibrí que se libera. Gracias entonces, con todo, a todo, por todo. Gracias.
En estas horas en el país del norte hay familias reunidas, cenando un pavo esperemos delicioso y viendo los tradicionales juegos y desfiles. Bien por ellos.
Por eso, en honor al día que la tan llamada "nación más poderosa del mundo" celebra hoy, agradeceré como ellos, aunque, en ausencia de una mesa y la presencia de los que quiero, lo haré por este medio, tal vez no el ideal, pero si el más cercano.
Agradezco por mi familia, por estar siempre ahí. Por mi papá, con su dedicación; por mi madre, con su amor; por Rafa y su fuerza; y por Diego, con su sencillez. También agradezco por mis familiares. Me reservo mencionarlos a todos; como podría resultar obvio, tengo miedo al olvido. Pero se quienes son, no se preocupen. Con todo y defectos, considero que tengo la mejor familia del mundo, y que los demás se mueran de envidia.
Agradezco por mis amigos, todos y cada uno. Por estar cuando deben estar, y saber reconocer esos momentos. Incluso por convertir los momentos en que quiero estar solo en esos en los que quiero estar con ellos. Gracias por ser lo suficientemente necios como para mantenerse ahí, vigentes y confiables.
También agradezco, y de manera especial, por aquellas personas que no entran en las categorías anteriores. Esas personas con las que, tal vez discretamente, convivo todos los días. El mundo sería muy diferente si sólo estuvieramos mi familia, mis amigos y yo.
Agradezco por la vida, con todos los juegos y trabas que nos pone. Gracias por las caídas y por la oportunidad que tengo de levantarme. Gracias por los ejemplos, tanto buenos como malos. Podría agradecer, incluso, por la manera con que maneja los acontecimientos. No sería tan divertido si no fuera tan irónica.
Gracias además, y no podía faltar, a la Física, con sus leyes; a la Biología y sus tratados; la Genética y sus nombres escandalosos; las Matemáticas y su sencillez; la Química y su magia. Todas ellas brazos efectores de dios. Digo, ¿qué sería del mundo sin, por ejemplo, la gravedad?
Y gracias al final, y por esto menos importante, al hecho de que ese espermatozoide llegara con ese óvulo. Gracias al instante que se vive, al pasado que se añora y al futuro que se espera. Gracias al milagro que representa encontrarnos todos, en el mismo espacio-tiempo, cuando nada decía que los átomos de carbono mágicamente se asociarían. Al factor sorpresa que nos funde, que nos aleja y acerca, que nos transforma y mantiene. Al suspiro que se escapa cuando morimos, ese colibrí que se libera. Gracias entonces, con todo, a todo, por todo. Gracias.
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