con y sin nostalgia...
Hoy me acordé de ti. Disculpa, mas bien me recordaron a ti. Y me sentí más extraño aún si eso es posible. Esque no hay nadie como tu. Extranjero en tu propia patria, desterrado por circunstancias extrañas, amante de la nación odiada.
Soñador, sencillo, carismático. No eres complicado como Gabo, ni tan fantasioso como Borges. Tuviste motivos para enamorarte de París como Julio, pero no lo hiciste. Siempre el amor constante hacia tu pequeña patria.
Amigo del río de la plata, nadie te iguala. Nadie es tan fácil, tan metafórico y tan profundo a la vez. Nadie tiene esa sensualidad natural al describir lo común de la vida.
Salvador de la clase media y de una izquierda inteligente, defensor de esa clase que para la mayoría resulta invisible. Te fijaste en los que no son tan pobres, ni tan ricos. Sólo son.
Siempre contando la misma historia, la tuya. Tu historia literariamente modificada, al menos eso espero. Fuiste cada uno de tus personajes, incluso Pedro. Siempre un héroe humano, con sus altos y bajos. Siempre un estudiante, un prisionero, un desterrado. Y nunca condenando al Capitán, aún con motivos. Porque no te olvidaste de que no existen malvados. No es real ese Voldemort o Darth Veder. Todos eran humanos para ti, con sus errores y defectos, pero todos al final, con sus propios diablos, con sus sueños, con su sentir. Nunca hiciste personajes de papel, clichés de superproducción. Nunca te salvaste. Siempre eras tu, con tu táctica y estrategia.
Universal como cualquier otro, nunca defendiste ciegamente tu nación como Paz. Nunca te involucraste en politiquerías, como grandes ejemplos tenemos en Elenita y Carlos. Tu fuiste políticamente incorrecto en tu país, un peligro para la nación, y aún así la amaste hasta el final. Aún se siente tu nostalgia por ese pedacito de suelo que consideraste tuyo.
Esto no es ni obituario ni homenaje. Los obituarios son para los muertos, y los homenajes para los famosos, y tu, ninguna de las dos. No formaste parte de una banda de rock, ni tuviste escandalos en tu vida. Y nunca estarás muerto, al menos no en esta vecina orilla.
Soñador, sencillo, carismático. No eres complicado como Gabo, ni tan fantasioso como Borges. Tuviste motivos para enamorarte de París como Julio, pero no lo hiciste. Siempre el amor constante hacia tu pequeña patria.
Amigo del río de la plata, nadie te iguala. Nadie es tan fácil, tan metafórico y tan profundo a la vez. Nadie tiene esa sensualidad natural al describir lo común de la vida.
Salvador de la clase media y de una izquierda inteligente, defensor de esa clase que para la mayoría resulta invisible. Te fijaste en los que no son tan pobres, ni tan ricos. Sólo son.
Siempre contando la misma historia, la tuya. Tu historia literariamente modificada, al menos eso espero. Fuiste cada uno de tus personajes, incluso Pedro. Siempre un héroe humano, con sus altos y bajos. Siempre un estudiante, un prisionero, un desterrado. Y nunca condenando al Capitán, aún con motivos. Porque no te olvidaste de que no existen malvados. No es real ese Voldemort o Darth Veder. Todos eran humanos para ti, con sus errores y defectos, pero todos al final, con sus propios diablos, con sus sueños, con su sentir. Nunca hiciste personajes de papel, clichés de superproducción. Nunca te salvaste. Siempre eras tu, con tu táctica y estrategia.
Universal como cualquier otro, nunca defendiste ciegamente tu nación como Paz. Nunca te involucraste en politiquerías, como grandes ejemplos tenemos en Elenita y Carlos. Tu fuiste políticamente incorrecto en tu país, un peligro para la nación, y aún así la amaste hasta el final. Aún se siente tu nostalgia por ese pedacito de suelo que consideraste tuyo.
Esto no es ni obituario ni homenaje. Los obituarios son para los muertos, y los homenajes para los famosos, y tu, ninguna de las dos. No formaste parte de una banda de rock, ni tuviste escandalos en tu vida. Y nunca estarás muerto, al menos no en esta vecina orilla.
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