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Estela

De ti, Estela, de tu origen es el mío; de la raíz, el árbol, el fruto, el hacha. Monolítica y macabra, tremebunda y eterna, huracán de palabras en mi vientre, caricia de llanuras de mi espalda. En tu cielo, he podido construir, Estela, constelaciones geométricas, llamaradas azules de mi infancia, oleadas de sangre y ventarrones. Juegos de niños, malabares, la sal del óxido en mis manos, y al fondo, siempre al fondo, un rugido que sabe a lejanía. Y viéndonos en escena, tan ajena, estabas tu: ancla eterna de mi vuelo, salvavidas de luz cenital, suspiro de vacío en las entrañas.

Mariana

Mariana, inconclusa, desconocida, ajena mía. Un recuerdo de nada, del pasado atravesado, del fantasma desconocido. Mariana, encontrada, cantada, bailada, consumida. Un platillo delicado, de sabores estrujantes, de ingredientes alados. Mariana, explorada, caminada, pensada, entendida. Un libro sempiterno, de palabras sin retorno, de silencios inconclusos.

Lucía

Siempre te quise, Lucía te quise y te odié, Lucía con todo y tus mil problemas con tus colores y cambio. Aprendí de ti, Lucía de tu caminar, Lucía de tu vida entera, tu historia de tus caminos y valles. Crecí en ti, Lucía en tus remansos, Lucía en tus constantes manías y tus matutinas brisas. Y luego me fui, Lucía me fui de ti, Lucía de tu lado y de tu lodo de tu molino constante de la mente.

Piel

La tuya es piel de café, de ese de mil sabores, de fluido calor y variados tonos. De profundidad aromática, de múltiples capas, de fino tacto y de amable color. De gracia despertadora, creatividad cautivadora y poesía en una taza, la tuya es piel de café.

Tu peso

He sentido tu peso volátil, ingrávido de nubes y porciones de tul de humo de colores y motas de polvo de luz. He sentido tu peso sobre mis brazos entre mis manos el peso de risas contagiosas, virales, maliciosas el peso de carcajadas al punto y sin descanso con un ritmo de ametralladora asesina como quien usa su risa como arma y como escudo. He sentido tu peso en mi mirada el peso de tus ojos que cala en lo profundo la tristeza sin igual que guarda la balanza que te pesa y se calibra con lágrimas de cielo He sentido tu peso la exacta proporción de tu carne la correcta posición de cada vértice de cada polígono de la esfera de tus penas He sentido el universo el peso de la materia completa en ti el vacío de lo que no es todo eso lo he sentido todo al mismo tiempo cuando te miro.

Espiritista

En esta casa no sólo vivo yo hay fantasmas en cada esquina pequeñitos y más grandes en la cama y en la cocina. Hay algunos que se esconden en el baño, en la regadera esperando a que uno se desnude para reírse a carcajadas. Luego hay otros, los más traviesos que se esconden en el refrigerador desaparecen el queso, el pan y sobre todo, el vino. Los más tranquilos, era de esperarse son los que están en mi cuarto de repente me abrazan al dormir y se apilan por montones en mi cama. Cuando despierto me peinan cuando me acuesto me cobijan y siempre, siempre, me observan en realidad quizá me cuidan. ¿Quién pudiera haber previsto que mis fantasmas me ayudan a limpiar las ruinas vanas de mi vida enmarañada?

Olvidándome

Siempre pensamos el olvido como si fuera una cárcel como el camino final de amores y de romances. Y no es así perdóname decirte mi constante acompañante mi enamorada del cine. El olvido no es final es solo un paso intermedio es el duelo de la vida por recuerdos tan ajenos. El olvido es el camino entre la paz y el rencor el que olvida siempre sabe que olvidar es lo mejor. Y sin embargo pasa que el olvido es momentáneo todo vuelve a su lugar casi como un engaño. Lo que vuelve siempre queda con mejores intenciones con aromas más intensos con colores delicados Y es así que ese recuerdo que es recuerdo del recuerdo queda por siempre listo para otra vez ser amado.

Las bugambilias

Caían, en lluvia los pétalos de la bugambilia que detrás de nosotros nos veía como quien ve a los niños jugar. El suelo, tan púrpura tan lleno de lágrimas de flores de aromas materiales de colores tornasoles. Y tú, bugambilia morada de abrazos apretados de piernas sempiternas me veías a mí, hacía mi adentro. Y yo, explorador del bosque recolector de memorias te veía sin mirarte te tocaba al olerte. Ese día de ese octubre de hace años las flores ya sabían (lo que nosotros preferíamos ignorar): la eternidad es efímera.

Lo que no tengo

No tengo (y no sabes como me afecta) los dientes perfectos la sonrisa blanca y sin mancha sin defectos, carismática. No tengo el abdomen plano la comida no me deja me seduce y el ejercicio (no debería decirlo, pero es verdad) me aburre. Tampoco tengo la altura de miras no soy el estratega ni el planeador ni si quiera el buen administrador. Podrías pensar que tengo inteligencia pero ¿qué es inteligencia sin genialidad? ¿Qué es, cuando no lo acompaña el talento o la paciencia? No tengo arrojo ni manos duras mi masculinidad colapsa y mi pelo se encanece ante la mirada de quien osa observarlo. No tengo canicas ni juegos de niños ni acuarelas creativas en el refri de mis padres. Sólo tengo esto una vida que se acaba unos sueños que se esfuman que caducan, que se inflaman una cabeza cansada y unos pasos que se pausan.

Soñar morir

Ayer soñé una premonición soñé que me moría que me veía tirado sangrando nubes humo, colores. Vi mis ojos vacíos vacíos del vacío de la existencia llenos de la totalidad de la muerte abiertos con alas al vuelo. Vi mis piernas en una posición inconcebible como muñeco sin cuerda como flor quemada por el sol. Vi mi torso sin inflarse sin ese vaivén de oxígeno y llamas sin oscilar al viento y al tiempo. Vi mi cabeza tan irreal, tan abierta qué ironía que al morir mi cabeza se vea tan pequeña como desinflada como si se le escaparan las ideas. Y vi mis manos y mis muñecas mi bisturí y mis pulseras y pensé: ¿por qué será que nunca colgué un calendario?

Bombas

Caen bombas sobre mi ciudad caída de ánimos y de hombros sobre mi cuerpo inerte inerme inexistente. Caen bombas desde aviones de batalla de hombres cansados por volar hacia el sol y desde el mismo mientras lanzan sus ojivas cargaditas de muerte. Y mientras, todos escondidos refugiados asustados resguardados en el Metro en la profundidad de cavernas artificiales. Todas mis personas así como hormiguitas recorriendo mis túneles internos con miedo a salir a la tormenta balística con ganas de vivir en la oscuridad segura con terror ante una posible explosión de caricias.

Travesía

Me declaro culpable de todo de amarte muy poco de amarte demasiado. De enfrentar al mundo solo con mis historias como lanzas y mis recuerdos como escudo. Declaro que de mi ya no queda nada me declaro estoico frente a la adversidad pero cansado ante el fracaso. Me declaro como soy tótem de madera tallado sin razón y vacío por dentro. Y declaro además que bailo sin canción y camino sin rumbo Así que nadie me siga que este viajero continúa su travesía seguro, pero perdido.

Sin alma

Tengo experiencia en morir lo he hecho varias veces. Algunas en el altar inmolado en sacrificio ante una gran deidad Otras en la palestra que me vio nacer y morir, cada vez más cansado. Otras más han sido mis muertes del día a día pequeños infartos y asesinatos diarios ligeras puñaladas, algunos envenamientos de los cuales no me he podido salvar. Y está esa vez la ocasión en que se me escapó un poco del aire vital quizá ahí fuera mi alma en esa burbuja expansora del pecho en esa bolsita de aire natural. Ahí quizá se me salió el alma la he buscado, sin éxito en canciones, en los libros hasta en el vino y el café. No la hallo. Quizá sin alma deba morir esta vez.

Foto

Todavía guardo tu foto en mi cartera en mi maletín entre mis notas. Como si en tu rostro hubiera una especie de magia de suerte de lógica ante la dureza del mundo. Me da esperanza no sé de que pero me la da como si al verte ahí reducida a un cuadro pudiera recordar lo grande que eres. Qué raro qué curioso resulta ver tu fotografía entre mis objetos ver tu rostro asomar entre marañas de cables y papeles como si estuvieras ahí guardadita poniendo orden. Y así tu imagen me acompaña presa de mi obsesión de traerte conmigo víctima de mis intentos por que me acompañes siempre y aunque no pueda hablar me dice todo.

Bruma

Para cuando regreses la bruma se habrá esfumado las sierras se habrán erosionado los valles serán tan planos que sólo verás llanuras. Para cuando regreses las nubes hoy cargadas de lluvia se habrán marchado ya quedando un sentimiento raro de desolación y desamparo. Para cuando regreses los bosques no serán ya las selvas no existirán desiertos seremos todos. Y así, cuando regreses todo habrá cambiado y quizá también mi amor o no, quizá sea eterno.

Huracán

Desde el sur parecía que no habría lluvia no se veían las nubes ni se oían los truenos. Sin embargo, comenzamos a viajar y a cada paso había pequeñas gotas que nos recibían como cantando como limpiando un poco el polvo del camino. Tantas gotas fueron que comenzó el chaparrrón que parecía fugaz pero no lo fue. La tormenta vino después con el viento afilado como comillos las nubes negras cargadas de luces y de agua la oscuridad se hacía presente. Y hacia allá, en la parte más oscura al fondo del huracán era a donde íbamos sabiendo que no podríamos volver sabiendo que la oscuridad nos tragaría.

A mar

Sabes a mar, a sal de lágrimas de tiempos pasados, siglos anteriores de navíos encallados, a coral pulverizado. Tienes ese sabor de los días nostálgicos de una infancia perdida y en soledad, de la arena lodosa de los juegos de niños. Tus sabores se entremezclan los unos con los otros los salobres con los dulces los amargos con lo umami y sin embargo predomina tu sal. Esa que no es blanca ni cristalina ni siquiera realmente salada esa sal que llevas en ti, así como el mar, cuando te recuerdo.

Tempestad

Nos aferramos entre esta tempestad de humo y arena nos agarramos fuerte en la oscuridad de la argolla del destino. Sin que nos importe el viento, el humo la falta de visibilidad seguimos adelante, arrastrando, jalando el pasado. ¿Qué nos deparará? ¿Qué nos espera más allá de la bruma? Quizá haya mas neblina, nubes grises quizá amaneceres. Nunca lo sabremos.

Prosema I

¿Qué quieres que te cuente? ¿Las veces que he caminado solo para llegar a tu compañía? ¿Los días que han pasado sin que vinieras y los que pasaron contigo, pero sin ser de ti? ¿Quieres que te cuente las mañanas frías, los abriles lluviosos, los libros olvidados? O dime, si te atreves, que prefieres saber: la cantidad de pasos que daremos juntos, los meses de lluvia pero con café, las mañanas frías entre cobijas, las risas de olvidar libros en los viajes y los silencios de estar solo y contigo. Siéntate, te contaré de todo.

País

Yo soy mi propio país con mis caminos mis carreteras con mis calles y avenidas algunas recorridas diariamente otras vacías por largos tramos. Tengo también mis climas distintos mis lluvias mañaneras mis soleados valles mis desiertos labios mis bosquecitos de manos y mis mares y océanos. Tengo mis variados estados mis leyes y mi historia cientos de revoluciones alguna, intocable, independencia mis gobiernos totalitarios dictaduras, reyes, mercenarios. Y en este país, de emociones y canciones nadie gobierna, nadie produce sólo hay revueltas, internas, de amores insalubres.

Cielo

Vámonos al cielo si quieres te presto mis alas o si gustas usa el helicóptero mortal de las espadas que si morir y vivir es mirar hacia las nubes no hay por qué llorar ni sufrir cuando uno se va al cielo. Vamos, al menos yo me voy con mis ojos cansados de la tierra con mis manos llenas de piedras y de fe con esos pies que ya no quieren seguir la senda ni conocer más de escaleras y hierba. Llevaremos provisiones, lo aseguro algunos recuerdos (no pesados, para poder levantar el vuelo) bastantes sueños, que en realidad son el combustible de mis alas variadas risas y música y arpones conversacionales nos retaremos a cada aleteo, a volar cada vez más alto y a tratar de tocar la nube que está allá, perdida como si nadie la quisiera. Me voy con brazos nuevos tendré una mirada distinta casi azul, casi perdida en la inmensidad del alma inquebrantable que habita allá arriba o que quizá nunca ha existido. Vámonos, te pido, al cielo; a volar o a morir.

Que suene

¡Que lluevan canciones! Quiero que caigan acordes sonoros en mi cuerpo que resuenen cuerdas y voces sobre oídos dispuestos que los sordos sepamos lo que es la armonía. Quiero que las aves canten que los caminos resuenen que las montañas reverberen que todo converja en un sonido último que los árboles sepan cómo suena la lluvia y que los tótems sagrados caigan por el impacto del ruido. Que los bosques se estremezcan, que tiemblen en el silencio las cascadas de agua y pelo que viven en la selva. Y que al final sólo suene el silencio agobiante, impaciente, estremecedor. Como el canto de los dioses, como la orquesta de cámara que hay en tu voz.

Buscar

Te encontraré sé que estás ahí expectante hecha bolita o en un rincón sentada tranquila esperando sabiendo sabiéndote eterna. Sé que te he de encontrar en tu lugar de siempre que habré de descubrir de nuevo. Sé que estarás ya sin ganas de ser encontrada o de ser olvidada y aún así una parte de ti me estará esperando. Te podré divisar a lo lejos con tu vestido añil con tus manos sobre el regazo casi como juzgando mi tardanza. Pero sabrás, esperanza, que te estuve buscando.

Miedoso

Tengo miedo a escribirte a poner en palabras lo que pienso a crear sentimientos reales de los muchos que tengo que pueden ser irreales o imaginarios o fantásticos. Tengo miedo a pensar en ti pasar de ti sentirte a ti y perderme a mirarte en mi imaginario y saberme tuyo y de ti y pensar en si tu pensarás lo mismo. Tengo miedo a crear una imagen de tu rostro de tu cabello, del largo que sea de tus ojos, con la mirada que corresponda de tus labios, llenos de palabras y besos y suspiros a encontrarte vagando entre neblina en mi mente, tan tú, tan viva como siempre. Tengo miedo, lo sé, a describirte, y a veces, también, a descubrirte.

Viajes

Quiero que viajemos que recorramos en el cielo en el suelo, en el mar las longitudes de nuestra separación. Viajaremos en silencio con música, con libros con sonidos guturales y pastillas de sabores Con dinero que no conozcamos y polvos que no sean nuestros. Con desconocidos, con conocidos con todos los que somos. Viajemos pues, sin pausa por la vida, que no es mala por la muerte, que se acaba viajemos por la esperanza.

Nube

Te subes en mi como quien cabalga al mundo como quien escala a la cima de la montaña más alta como quien juega en subeybaja. Tu, tan nube, elevada. Tan blanca, algodonosa. Llena de aire y de suspiros tan tormenta. Y yo, como campo llano recibo tus lloviznas como el vientre en valle que soy. Escarbado en la tierra tallado en la roca. Caen tus lluvias sobre mí y mi pecho canta porque por fin, sin darnos cuenta se ha acabado la sequía.

Manchame

Mánchame con tu sangre, tus pinturas con acuarelas tintas de tu ser con tonos carmines de tu llanto bajo Mánchame con arcoiris con café de ojos con negros de cabellos con blanco de tus pechos Tus colores, quiero tus colores en mi quiero el verde pasto de tu risa el rosa de tus entrañas el amarillo de tu mente Mánchame, píntame, haz arte con mi piel.

Voz es

Mi voz es viento es ave de mil sonidos es huracán de garganta. Mi voz respira chiquita y escondida en el fondo de la boca de la caverna del pecho. Mi voz te grita te susurra, te lastima te anhela, te suspira te ve y te necesita. Es un hueco de sonido es un tormento de palabras es discurso enternecido y hojas incendiadas. Es armonía es salitre es relámpago y es piano. Mi voz te busca silencio de mis mares arpegio de mi llano staccato de mi amor.

Haches

La letra muda de mi nombre significa mis silencios, mis pausas, mis elucubraciones. Cada pasito, cada respiración ahogada, cada reflexión callada, se ve simbolizada por esa hache estilizada de mi firma. Y así, en silencio, con el peso de una letra que se niega a sonar, mi nombre empieza, como empieza ya mi vida.

Aves, a veces

Quisiera ser ave, para atravesarte, cruzarte de pe a pa  en cada rincón. Recorrer tus nubes níveas, tus vientos mojados, remojados, tus tempestades. Pienso en volar, en recorrerte, en alas que trazan letras en tu azul, en dedos que marcan rayas de blancura, en picos que se introducen en tu sol semilla. Quisiera ser mirlo, pinzón, gorrión, paloma, cardenal. Quisiera ser todo un huracán, un arcoiris de plumas en tu añil.

Tuve

Yo tuve: varias entradas al cine, unos cuantos días de sol, la risa de varios niños, ramitas en el corazón, raíces sobre mis piernas, solsticios en mi mirada, cientos de razones vagas, algunas canciones raras. Variados bailes de salón, noches de vestir elegantes, mañanas de lagañas falsas, y cantos de mi esperanza. Tuve también: camas, almohadas y sábanas, miradas que son eternas, tuve centellas, tuve caricias, tuve alas y tuve escamas.

Dejar

Dejemos que los besos fluyan, a borbotones, a raudales, a ríos de huracanes. Dejemos que la saliva libre quinientas y mil batallas, contra el sentido común. Dejemos que la piel grite de sabores, de intenciones, de caricias, de canciones. Dejemos que las uñas rasguen, y arañen, y raspen, y muerdan, y enamoren. Dejemos que la lengua corra, y recorra, y recorra, y recorra.

Escondites

Escóndete en mi cuello, en ese espacio que queda, entre hombro y cabeza. En ese hueco se tapan, miles de huracanes, todas las tormentas. Esconde tus tempestades, de muchas noches cubiertas, de nubes encapotadas. Esconde también, si puedes, en mi cabello tu rostro, que es rostro de mil estrellas. Y si al final ambos, escondidos nos amamos, amémonos refugiados.

Treguas

Te propongo una tregua, en tu cama, en la mía, en la que sea, pero neutra. Rompamos lanzas, bajemos escudos, saltemos vados. Que sea nuestra piel la que juegue, reconociéndose a si misma en ti y en mí. Despliega tu bandera blanca, de pañuelos del aftersexo y del cigarro metafórico ,  de la conversación (y el abrazo) posterior. Reafirmate segura, insegura, tú. Que yo haré lo mismo. Dispondré de mi rifle, entregaré mis pistolas y vaciaré mis balas a tu lado. Lástima de aquéllos que se aferran a la violencia de la soledad. La nuestra es paz en compañía. Hagamos una tregua, pues, por ellos. Los ves venir, con su caminar pausado, sus migajas de pan en la solapa, su mirada larga y ensoñada. Hagámoslo por ellos, por que existan, por que sucedan. Hagámoslo por todos, los que de aquí empiezan, por los futuros que anhelan. Hagámoslo por nosotros, por la oportunidad de sabernos sabios y profundos, húmedos y llorosos, emotivos y sensibles, fuertes e imposibles. Hagamoslo por los cachorros,...

Esperanza

Son tus manos, es tu rostro, son tus labios, es tu todo. Son miradas, de las largas, las que dejan enseñanzas. Son caricias, que despiertan mil amores en el alma. Sin embargo, son eternas, son razones de esperanza. Sólo eso, y más nada, esperanza del mañana.

Algo

Hay algo en ella, ¿lo sabías? que es suave, que es la esquina íntima, que es nocturno y raso. Hay algo en ella, que es impermeable, inalcanzable, incontenible, irrompible. Hay algo en ella, lejano y distante, cercano y amable, preciso e indeciso. Hay algo en ella, que sin quererlo, sin desearlo, sin planearlo, solo yo he tocado.

Llenar

Lléname de tus locuras, las muchas, las independientes, las calladas, las irregulares. Lléname de tus locuras, de bordes raros y dientes cortos, de pelos lacios y enmarañados. Lléname de tus locuras, las que bailan, que cantan, las que comen, que alimentan. Lléname de tus locuras, pues, en todo momento, a cada instante, a cada hora.

Del mar

Quiero quedarme con el mar, quiero guardarlo en mi mirada, componerlo, ensancharlo, besarlo. Quisiera quedarme con él, entenderlo, abarcarlo, saborearlo, tocarlo. Quisiera saberlo mío, y del mundo, y de ellos, y de ellas, y de todos, pero mío.

Seguir

Sigamos, bailando, danzando, girando, rodando. Sigamos, trenzando, hablando, gritando, brindando. Sigamos, celebrando, consintiendo, comiendo, corriendo. Sigamos, pues, viviendo.

Partidas

Me iré cuando llueva de nuevo, cuando del cielo caigan estrellas, cuando el recuerdo traiga cometas. Me iré cuando se siembren esquelas, cuando los rayos perezcan, cuando aniquilen las pruebas. Me iré cuando vivir no sea suficiente, cuando amar no esté en mi agenda, cuando querer no valga la pena. Me iré cuando, si acaso, nos lleve la tristeza.

Contar

He perdido la cuenta de los besos sacrificados, de los abrazos de agujeros, de las miradas rotas. Sin embargo, todavía cuento los millones de silencios, los sesenta y nueve albures, las quinientas conversaciones redondeadas. De lo que en definitiva ya no llevo, ni registro ni recuerdo, mucho menos me imagino, porque no tiene lógica, porque es un sin sentido, es de las veces que en mi mente te he perdido.

Recuerdo

Aún recuerdo, la caricia perdida, el aroma suave, la brisa de tu voz. Aún recuerdo, el tierno tacto, el húmedo labio, la palabra de amor. Aún recuerdo, la caída de tu pelo, la medida de tu pecho, el espacio de tu sien. Aún recuerdo, la marca en tu costado, el ritmo de tu pulso, aún recuerdo lo de ayer.

Disfraz

Me disfrazaré de ti, de esas manías tuyas, y diré tus decires, y me inventaré de nuevo. Me disfrazaré de ti, y saldré a las calles, que seguirán iguales, aunque se vean sin cielo. Me disfrazaré de ti, de todo tu sentimiento, de tu frazada de coraza, de tu atavío de viento. Me disfrazaré de ti, para que nada duela, para que todo avance, para saberme tuyo.

Un día cualquiera

Un día cualquiera, verás, cómo regreso. Verás que llego, que vengo, que arribo. Verás que toco, que sueno, que camino. Un día cualquiera, que no será ya, tan común.

Tus abrazos

Son reales, son irreales. Son fantásticos. De madrugada, de luz diurna, de calma oscura. Sueltos, apretados, bailan siempre. Son duales, indefinibles, complementarios. Intranquilos, irresistibles, impresionantes. Tus abrazos, para finalizar, son tuyos, son tu esencia, son de ti pero míos.

Si mañana muero

Si mañana muero no quedará nada de mí, ni siquiera recuerdos. Si mañana muero, se acaban los abrazos, las lanzas rotas del futuro. Si mañana muero no habrá tristezas, supongo solo alegrías. Si mañana muero, la vida seguirá su curso, quinientos segundos después. Pero si no lo hago, si no sigo la senda final, la vida será igual.

Lunar

Luna lunera, lunario de lunares. Mapa estelar de puntos oscuros en lienzo blanco. Manchas de café en mantel de cielo. Lunáticos todos, de lunares lunares.

Broca y boca

¿Por qué hablaremos del corazón cuando hablamos del amor? ¿Por qué no, del cerebro, de mis piernas, de tus ojos? ¿Por qué la sangre lleva sentimiento? ¿No será mejor, la electricidad? ¿El pensamiento? ¿El movimiento? ¿Qué tiene el corazón que al hígado pone celoso? ¿Será su punto central, o será el pecho anguloso? Yo lo que sé, que no es mucho, lo sé, es que se ama con todo, hasta con los riñones. Se ama con lenguas, con áreas cerebrales. Se ama con sabias, profundas oteadas. Se ama con sabor, se ama con danzas. Se ama, al final, a grandes bocanadas.

Bailas

Bailas, sin tonada, sin pasos planeados, feliz. Bailas a tus anchas, pocas pero enormes, bailas con tus piernas, largas y sospechosas, bailas con tus manos, sin que nada se mueva. Sin música, sin melodía, tu baile fascina, ya que contiene los secretos del mundo. Sin rimas, sin acentos, tus decires bailan, precisando el mundo, describiendo el pasado. Y al bailar con tus autores, inspiraciones, maestros, bailas en tu vida, esquivando balas y metralla, gracia de elevada complejidad, y gran elegancia. Y así como entras, al escenario, a la vida, girando y bailando, así te marchas, como quien flota en el agua.

Las horas sin contar

Terminó con miedo, con astucia pero con miedo. Terminó como empezó todo, pensando en nada y queriendo la graciosa despedida. Al final la vida se agolpaba, en pupilas y cuclillas, en sienes de mentiras y pensamientos suicidas. Sudó, respiró hondo, fue un cliché del nerviosismo. Bañado en una confianza apestosa, que parecía remojarlo y secarlo al mismo tiempo, caminó la vereda que habría de alejarlo. Paso a paso, moviendo cada pie con intención, cruzó el camino, franqueó la verja, salió al ruedo. Nada que en la vida le hubiera sucedido lo había preparado para semejante prueba. Esta no era una obvia decisión, una idea lineal, una macabramente lógica opción. Esto era una madeja de vida. Hilos interminables de posibilidades se abrían ante sus ojos. Podía ver cada uno, podía casi tocarlos. Si tuviera que elegir, no hubiera elegido esto. Si de todos esos escenarios tuviera (como ahora puede) que seleccionar uno solo, sería aquél que ni siquiera lo llevara por este camino. ------------...

Ternura

Tu perfil, a la media luz de unas noticias deportivas que sirven de poco. De nada, de hecho, al menos para la circunstancia. Tu perfil, completo. De cadera a cabeza, así que casi completo. Tu cintura, tu talle, tu tierna piel, expectante. Nada espera mas que un roce, un contacto ligero. A nadie espera que no sea yo. Vientre fiel de mis deseos, de tus anhelos y nuestras esperanzas. Vientre fiel de nosotros y nuestras vidas. Subo mi dedo ya experto en ti, pero inexperto todavía en general, subiendo a tu seno, sintiendo tu palpitar, que, rítmico, me indica cómo debo proseguir. Subo y sigo subiendo, por el filo de tu clavícula, que tiembla ligeramente, pero nunca se emblandece. Ahí permanece, estoica pero sensible a mí. Asciendo poco a poco, casi sin tocar tu cuello, al filo de tu mandíbula. Estiras tu cuello, y veo tus pequeñas venas, tus músculos tensos. Es lo único que se ha tensado en mi trayecto curioso, lo único que no pudo vencer la caricia. Recorro ese borde, que me lleva por detrá...

Días aciagos

Manías, lanzas rotas. En la cama, colchas, sábanas, almohadas, y nada más. Sin cuerpos, sin calor, sin desnudez impúdica. Solo huecos. Sudor seco. En el aire se respira un aroma semiamargo, salitroso, dulzón y mortal. En la repisa, que no lo es, mis recuerdos, tus papeles, la copa y los preservativos sin usar. En el corcho, una nota, de flores, de pasado. Y arriba, el token de nuestro primer lugar. Así, hacia la esquina, se ven los restos de mi presencia, todo desvencijado, todo removido de su lugar originario, de su hogar primario. Más papeles, cartas, acuerdos. Más regalos, fotos y suaves animales. Más miradas, recuerditos comprimidos que asustados se esconden entre todo. Son recuerdos tan pequeños, de cosas tan grandes. Son cielos en bolas de cristal, llenos de tempestades. Son comidas, son idas al super mercado, son boletos del cine. Son personitas que vagan, como ideas, que rondan en las patas de tu cama, en el fondo de tu clóset. Los recuerdos son fantasmitas, que atravie...

Cine

Ir al cine es un acto tan particular. Uno va, esperando ser engañado. Entra en la oscuridad para no ver nada más que la obra, que en dos dimensiones se dice ser de tres, y que con sonido te quita el aislamiento. Uno va con el convencimiento de sentir, lo que sea, pero sentir. Se termina creyendo tanto que pareciera algo mágico, cuando es técnico; algo fantástico, cuando es real. Y ayer vi tu rostro, en el cine. Y pensé en esto, lo que escribo, en tu rostro y en el cine.

Regresar

Regrésame en un suspiro el aire que me falta, El vacío que me oprime, quítalo con tu calma. Regrésame, sin cansancio, todas las manos de ansias, aves de mil escamas, danzas de mi esperanza. Regrésame, al final, tu presencia, tu resaca, tu expectante navío, tus olas, tu mar en pausa.

Todos tenemos miedos

Todos tenemos miedos, unos viejos, otros contemporáneos. Todos tememos algo, solitario, real o imaginario. Todos armamos falsos monstruos y payasos. Pero también todos los vencemos, todos nos amamos.

Olvidar

Olvidamos las tardes, las mañanas, las noches. Olvidamos las caricias, los roces, las risas y dolores. Olvidamos quienes somos, que cantamos y soñamos. Olvidamos todo eso, y luego nos encontramos.

Resonancia

Y hoy los árboles gritaban, tu nombre, el cielo, al cielo. Que mariposas nacieran de ti, y esperanzas de quien soy. Gritaban sin razón, palabras vacías, algunas no. Y en las nubes, que eran cargadas de luz, había pájaros sin alas, pero con razón. Aves que para volar, tenían que pensar, y flores que sin agua podían crecer. Y en el suelo, había sin mas, pasto verde, del que ya no hay. Tierra, lodo, suciedad. Y tus manos, y tu paz.